
Recesiones y Proinclinación: ¿existe relación entre ambas?
Introducción
Cuando comenzamos un tratamiento de ortodoncia, tanto con brackets como con alineadores, uno de los primeros movimientos que hacemos es el movimiento de expansión o proinclinación coronal. Aunque estos desplazamientos suelen parecer simples y predecibles, no debemos asociar “predictibilidad” con “seguridad”. Si se realizan de forma indiscriminada, pueden generar efectos perjudiciales permanentes en los tejidos periodontales.
Al proinclinar un diente, las fuerzas aplicadas sobre la corona provocan una serie de reacciones en las estructuras periodontales (los conocidos fenómenos de aposición y reabsorción y el “bending” óseo) que, con el paso de los días, logran desplazarlo. Un reciente estudio prospectivo controlado nos aporta información relevante sobre estos efectos del movimiento y, lo más importante, nos ayuda a identificar en qué pacientes este tipo de movimiento podría representar un riesgo real.
¿Qué descubrió el estudio?
El estudio analizó a 40 pacientes tratados con aparatología fija, comparándolos con un grupo control sin tratamiento. Se evaluaron el grosor gingival (GT) y el ancho de encía queratinizada antes, durante y después del tratamiento. La proinclinación media fue de 6.35° (±5.08) en el grupo tratado.
Los resultados mostraron que no hubo cambios clínicamente significativos en el grosor gingival. Sin embargo, se observó una reducción en el ancho de encía queratinizada de hasta 0.37 mm, lo cual puede ser clínicamente relevante, especialmente en pacientes que ya presentaban una encía queratinizada reducida al inicio del tratamiento.
Entonces… ¿qué casos tienen más riesgo de recesión?
No todos los pacientes responden igual ante la proinclinación. Existen factores individuales clave que determinan la capacidad de adaptación periodontal frente a estos movimientos. Entre ellos, se deben considerar los siguientes parámetros:
- Fenotipo gingival: Un fenotipo fino implica mayor riesgo de recesión, dehiscencias óseas y pérdida de inserción.
- Ancho de encía queratinizada: Menos de 2 mm aumenta la propensión a inflamación o recesión.
- Posición inicial del diente respecto a la cortical vestibular: Si ya está próximo a la cortical, cualquier movimiento incrementa el riesgo.
- Biotipo óseo y presencia de fenestraciones: Factores estructurales que se pueden evaluar con CBCT.
- Higiene oral y control de placa: La inflamación crónica agrava el riesgo, incluso en biotipos considerados seguros.
- Edad del paciente: Los adultos tienen menor capacidad de regeneración ósea.
¿Cómo podemos aplicar esto en nuestras planificaciones?
Con la tecnología actual, la precisión en los tratamientos de ortodoncia invisible es extraordinaria. Los CBCT, escáneres intraorales y faciales ofrecen información clave que permite individualizar los tratamientos para mayor seguridad y predictibilidad.
Sin embargo, aún no podemos predecir con certeza la respuesta de los tejidos periodontales a los movimientos planificados. La experiencia clínica y una monitorización constante siguen siendo elementos fundamentales en la toma de decisiones durante el tratamiento.
Conclusión
Tener presentes las variables enunciadas anteriormente nos ayuda a entender qué casos pueden ser candidatos a hacer una proinclinación moderada sin alterar significativamente el grosor gingival y cuáles, por el contrario, tendrán una menor capacidad de expansión/proinclinación al no presentar las condiciones adecuadas para realizar estos movimientos sin arriesgar la integridad de los tejidos periodontales.
Referencia
Kloukos D, Koukos G, Doulis I, Stavropoulos A, Katsaros C. Does incisor inclination change during orthodontic treatment affect gingival thickness and the width of keratinized gingiva? A prospective controlled study. Eur J Orthod. 2025;47(2):cjaf001. doi:10.1093/ejo/cjaf001
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