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¿Es predecible la distalización secuencial?

Antes de la llegada de los alineadores, la corrección de las Clases II mediante distalización superior era una estrategia difícil de aplicar. La mayor parte de los casos se
resolvían con elásticos de Clase II que corrigen el problema sagital a expensas de mesializar los dientes de la arcada inferior. Debido a su mayor complejidad, en los
pacientes donde planteábamos distalar usábamos técnicas auxiliares para aumentar el anclaje, como los microtornillos, y/o hacíamos los movimientos de forma secuencial con coils, moviendo poco a poco los molares, premolares y resto de dientes anteriores. Pero teníamos clara una cosa: los brackets por sí solos no eran capaces de distalar.

Desde que empezamos a trabajar con ortodoncia invisible, la distalización secuencial se convirtió en el principal método para corregir las Clases II. Ver en el ClinCheck cómo se movían los dientes progresivamente hacia distal hasta finalizar el Clase I, nos hacía pensar que el plástico era capaz de todo. Es interesante ver cómo en una encuesta realizada hace unos años a ortodoncistas y odontólogos generales donde les preguntaban cómo corregían las Clases II con alineadores, sólo el 37 % de los doctores encuestados afirmó utilizar elásticos. Es evidente que la facilidad con la que se producen los movimientos en un programa virtual puede dar pie a confusiones.

Durante la corrección de una Clase II, cuando los alineadores empujan uno o dos dientes hacia distal, esa fuerza que se transmite a los dientes, va a generar una fuerza contraria y de la misma magnitud sobre el resto de la arcada. Cuanto mayor sea el número de dientes que empujemos, mayor será este efecto.

Vista lateral de una Clase II. A. Clase II completa. B. Clase II de media cúspide.

En los primeros estudios sobre distalización de molares, los investigadores afirmaban que era uno de los movimientos más predecibles con alineadores, alcanzando cifras
superiores al 80 %. Ahora planteamos la siguiente pregunta: ¿la predictibilidad de distalización de los molares garantiza la corrección de la Clase II? La respuesta la
tenemos en el artículo publicado por Taffarel y cols.

Distalar molares requiere anclaje para evitar la fuerza contraria que se produce cuando el alineador empuja los dientes hacia distal. Este anclaje puede ser en forma de elásticos o microtornillos. Si confiamos únicamente en los alineadores para corregir la Clase II, se producirán movimientos no deseados y, lo más importante, no reflejados en el ClinCheck. Pongámonos en el mejor de los casos: Distalamos los molares y conseguimos el 88% del movimiento planificado. ¿Qué va a ocurrir cuando distalemos los premolares y el resto de dientes anteriores?

Los molares no van a aportar el anclaje suficiente para poder retruir todos esos dientes, aunque se hagan los movimientos de forma secuencial. Es más, si no se usa un anclaje adecuado, parte de la distalización que hemos logrado se puede perder cuando se retruyan todos esos dientes. Por eso, la mayoría de nosotros hemos visto cómo
pacientes que ya habían alcanzado la Clase I molar, la perdían al llegar al final de la primera fase de alineadores. Ya fuese por esa pérdida de anclaje posterior, por falta de colaboración o por contactos oclusales indeseados, la distalización no se producía tal cual estaba planificada.

Por esa razón, cuando hacemos una distalización, debemos entender que el ClinCheck no siempre representa la posición final de los dientes. Este programa sirve para planificar las fuerzas que vamos aplicar sobre los dientes. Al igual que los brackets, los alineadores no son capaces de hacer todos los movimientos por sí solos. Por eso, cuando detectemos que el sistema de fuerzas que hemos planificado no sea el óptimo para alcanzar nuestro objetivo final, tendremos que valorar qué elementos auxiliares necesitamos para completar este sistema de forma efectiva y lograr la posición final deseada.

Ta ffarel IA et al. Distalization of maxillary molars with Invisalign aligners in nonextraction patients with Class II malocclusion. Am J Orthod Dentofacial Orthop 2022;162:e176-e182.

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